Fotografía Mariana Mora Intervención Alejandro Carrillo
Los procesos en mi transición, fueron varios y en diferentes etapas de mi vida, todo para construir lo que imaginaba que quería o podía hacer.
Yo quería ser ella, esa que veía en lo profundo del espejo, pero que no alcanzaba. Es curiosa la idea, de como yo ya me proyectaba en ella desde hace años, pero fue hasta después que descubrí que yo día con día construía la mujer que quería ser y me comencé a cuestionar mi feminidad, mi voz, mi corporalidad, mis roles, las exigencias estéticas.
Desde mis 5 años yo viví mi ser niña como pude y me fue muy reprimida en algunos aspectos. Es nostálgico como me había sentido por algunos años, algunos otros ni quisiera recordarlos. También fue el hecho de que socialmente, me habían hecho creer que para ser mujer, tenías que cumplir con un estándar de belleza, ser muy femenina y otras violencias corporales; los cuales, yo no cumplía y se me hacía compleja la idea, mi realidad.
Llegué al hartazgo, un punto en el que me sobresalté y me percaté de que tla sociedad nunca estaría conforme ni de acuerdo con nada y tenía que dejar de pensar en lo que los demás veían en mí y cuestionarme lo que yo veía en mí y que quería hacer yo. Fue crucial ese momento, pude ver que yo ya estaba cansada de vivir con una identidad que no la sentía mía; porque tenía temor e inseguridad, tenía miedo.
Así también, me di cuenta en qué momento me comencé a vivir como una mujer y a sentirme como una, dentro de mi entorno, – yo ya estaba lista para dejarme de esconder – pues ya no tenía tanto miedo, porque mi entorno estaba cambiando positivamente.
Ahora estoy en un punto de mi vida donde primero estoy yo y que no necesito la aprobación de nadie para ser y vivir siendo yo. Reforcé mis bases, aprendí de mis procesos, comencé a caminar en una base sólida; con pies firmes sobre ella y así con esto, comencé a ser yo, a visibilizarme y alzar la voz.
Aprendí a escucharme y a sentirme más; a dejar ir y dejarme ir. Aprendí a no reprimirme ni dejar que lo hagan; a ser cuidadosa y cautelosa, a dejar de ser tan precipitada e impulsiva, a quererme hasta el último día de mi vida. Aprendí que no estoy sola, que estamos juntrans.
Yo siempre he sido una de nosotras.
Esto es para ti, para mí, para una de nosotrans.
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